Prácticas de crianza

Entre padres e hijos se presentan sentimientos de todo tipo, a cada hijo se le trata y quiere de manera especial, todas las etapas del desarrollo del niño son importantes. Los padres no son arquitectos del destino del niño.
Por lo tanto debemos adquirir habilidades y aplicar estrtegias que nos permitan criar a nuestros hijos de manera asertiva.
FUNDAMENTOS DE BUENA CRIANZA
Educar a los hijos es amarlos y respetarlos como son.
El castigo o corrección son técnicas de muy pobre eficacia para educar a tu hijo.
Tomar decisiones informadas, aceptando las consecuencias de las mismas, es una de las habilidades más importantes que los padres deben desarrollar en sus hijos.
Los padres son poderosos modelos de comportamiento: dan buen ejemplo.
LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA. Creando una buena atmósfera afectiva.
- Proporcionar afecto de manera inequívoca: Ser físicamente amoroso.
- Cuándo: En luz verde, cuando tu hijo no esté haciendo algo indeseable.
- Cuánto: Tan frecuentemente como sea posible.
- Cómo: Un abrazo, una palmada, una breve caricia.
- Reconocer logros: Deben ser afirmaciones que incluyan los criterios que tu hijo cumplió y por los cuales se les elogia. Evita adularlo.
- Escuchar para entender: Pedir que repita la instrucción y reiterar la regla en operación.
- Evitar ser prescriptivo y persecutorio
- Acepta a tu hijo como es.
- Proporciona SÍs para ciertos NOs cuando sea posible.
- Evitar corregirlo, sólo hacerlo en el momento adecuado. La corrección solo debe incluir como SÍ se hacen las cosas.
- Una forma verdaderamente eficaz para hacerle saber a tu hijo que desaprobamos su comportamiento es simplemente bajar la vista mientras se da el comportamiento indeseable, cuando está en luz roja.
SUPERVISAR EL SEGUIMIENTO DE REGLAS Y RUTINAS DE MANERA PREDECIBLE PARA TU HIJO
- Realiza la acción junto con el: NO amenaces, NO cuentes (a la 1… a las 2…)
- Hazlo en el momento adecuado: Cuando tu hijo no esté haciendo algo de interés para sí.
- Durante la acción o al término de la misma recuerda apapachar y elogiar.
- Establece una rutina diaria para apegarte a ella, para ser constante y predecible en cuanto a la supervisión de reglas y rutinas.
ENSEÑA A TU HIJO A TOMAR DECISIONES INFORMADAS Y RESPOSABILIZARSE DE LAS CONSECUENCIAS DE LAS MISMAS. ¿Cómo y por qué enseñar a tomar decisiones?
Es muy importante vivir las consecuencias de nuestras decisiones así como tomar opciones con responsabilidad.
- Realiza secuenciación de actividades / rutinas con claros criterios de calidad y tiempo.
- Las decisiones que tu hijo no pueda tomar puedes tomarlas tú, sin embargo entre más grande sea, involúcralo en ellas.
- Consecuencia anunciada muchas veces, consecuencia anulada. No le digas a tu hijo lo que va a suceder mil veces, hay tres llamadas de atención (1. Siéntate bien, 2. Sí continúas moviéndote en la silla la voy a retirar, 3. Retiras la silla.)
DAR BUEN EJEMPLO
Los padres son el principal modelo de comportamiento.
Trata a tu hijo como te gustaría que el trate a los demás.
EVITA: el castigo físico, descalificar, las amenazas y los chantajes.
Evalúa los efectos de las prácticas de crianza que llevas a cabo. Para ello, puedes medir cuatro dimensiones del comportamiento de tu hijo:
La duración de comportamiento deseado o indeseado.
La frecuencia (número de veces) de comportamiento de interés.
La resistencia o facilidad con la que tu hijo lleva a cabo las reglas y rutinas.
La intensidad del comportamiento en cuestión.
POR FAVOR: SE PACIENTE CONTIGO MISMO EN LA APLICACIÓN DE ESTAS PRÁCTICAS DE CRIANZA, POCO A POCO IRÁS ADQUIRIENDO DESTREZA EN SU MANEJO Y CON PERSEVERANCIA OBTENDRÁS LOS RESULTADOS DESEADOS. NO DESCALIFIQUES TU ESFUERZO, SÍ LO HACES, OBSTACULIZARÁS SU DESEMPEÑO.
NOTAS:
Procura constantemente buscar a tu hijo en luz verde para poder apapacharlo y elogiarlo, ignórela en luz roja. Recuerde que pudes implementar situaciones de juego y / o actividades domésticas que den lugar al apapacho y al elogio.
En la supervisión de reglas y rutinas, los mejores padres son mudos, hacen las acciones con su hijo, no se las piden.
Corregir a tu hijo no es necesariamente educarlo. Aun en el mejor de los casos, y con las mejores intenciones, la corrección puede implicar descalificación, humillación, comparación, acoso y otros efectos que lo desalientan a volver a implicarse en la acción en cuestión. En el caso del niño retador u oposicional, lo corregido se convierte en fuente de reto y oposición.
Muchos de los comportamientos de tu hijo son intrascendentes, ignóralos. Sí te molestan y/o irritan, redirígelos a actividades deseables.
Permite que tus hijos arreglen sus problemas entre ellos. No participes ni como árbitro ni como juez. Cuando sea pertinente rescata a la víctima sin realizar comentario alguno: también puedes escuchar al quejoso con sincera empatía.
Lic. Fabiola Bazán Alavez
Terapeuta de lenguaje y aprendizaje
Psicoterapeuta familiar y de pareja